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En una sinfonía, el director de la obra, con su batuta, es el que realmente lleva el mando, el que tiene que estar pendiente de todo, de que todo se encuentre en perfecto estado y que las notas que salen de cada instrumento sean las adecuadas.

Tiene que tener una coordinación absoluta.

y yo me pregunto...ese director ¿es consciente de esa obra? ¿la escucha igual de maravillado que la escuchan los que van a verla?No... seguro que ese director está pendiente de todo, menos de apreciarla con los pequeños fallos que pueda tener.

y ahora..¿qué pasa cuando cada instrumento se pone a tocar una canción diferente?

y lo mejor, ¿Qué hay cuando resulta que ahora el que te hace vibrar no es precisamente tu instrumento favorito?

y debajo de todo este espectáculo se esconden demasiadas guitarras sin dueño, demasiados pianos en vela pero poca sinfonía que realmente merezca la pena...